La escalada de la crisis en Nicaragua ha atraído redoblada atención de las fuerzas populares y de la paz en América Latina y el Caribe y en todo el mundo. Se han puesto de manifiesto los contornos de la injerencia externa, en particular, estadounidense, en la disputa política doméstica que, de reivindicaciones legítimas en el plano económico ha escalado a la violencia que hoy se verifica en las calles, a pesar de los llamamientos del gobierno del presidente Daniel Ortega por el diálogo y de los compromisos que hizo.
Por Socorro Gomes*