Artículo por Socorro Gomes: Venezuela desmantela nuevo ataque contra la paz y la soberanía

Monday, May 4, 2020

La intensificación de las acciones criminales del gobierno de los Estados Unidos contra Venezuela es extremadamente grave, especialmente en el contexto de la pandemia que azota al planeta, utilizada como pretexto para la militarización y la adopción de medidas que aún han fallado en su objetivo final: derrocar a un gobierno legítimo. En este contexto, debemos exigir acciones concretas dentro de las instituciones internacionales en respuesta al intento de invadir la capital venezolana, este domingo (3), llevado a cabo por mercenarios respaldados por el imperialismo estadounidense y sus compinches regionales, para secuestrar al presidente Nicolás Maduro.

En los últimos días, analistas progresistas ya han denunciado cómo el presidente Donald Trump y los líderes de la Unión Europea conspiraron contra el presidente legítimo de Venezuela en una eventual operación coordinada bajo la maquinaria de guerra imperialista, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Que tal escalada tenga lugar en el contexto de la pandemia es de gran relevancia y revela el carácter de estas potencias.

A principios de abril, los líderes del bloque beligerante ordenaron al general estadounidense Tod Wolters, comandante de operaciones de la OTAN, "coordinar la lucha contra la crisis del coronavirus", en la continua expansión de su ámbito de acción para actuar en todas las esferas y en todas las regiones del planeta. Esto es lo que el bloque ya había estado haciendo en la última década, aprovechando otras crisis e incluso desafíos humanitarios, en total contradicción con su naturaleza, para expandir su esfera de intervención y mantener su existencia como un brazo armado del imperialismo. Por ejemplo, la OTAN habría desplazado recientemente a antiguos buques de guerra británicos como hospitales flotantes, pero que todavía llevan armamentos.

Es obvio que el actual desafío a la salud y a la vida de las personas no puede abordarse con armas; por lo tanto, la militarización de la respuesta debe ser denunciada en los términos más firmes por basarse en el pretexto de la lucha contra la pandemia para acelerar los planes imperialistas para derrocar gobiernos insumisos y controlar regiones enteras, como es el caso en Venezuela.

En otro acto de piratería y robo, el gobierno estadounidense ordenó la transferencia de más de USD 300 millones de las cuentas del Banco Central de Venezuela en Citibank a las cuentas del golpista Juan Guaidó, agregando insulto a la ofensa de haber secuestrado los recursos del pueblo venezolano, que había estado haciendo frente a las difíciles condiciones en el país debido al asedio y las sanciones y ahora se ve obligado a hacer frente a los efectos del brote de coronavirus en estas condiciones.

Según la presidencia de la Asamblea Constituyente y el Ministerio del Interior de Venezuela, la operación del domingo, apoyada por los Estados Unidos y Colombia con el objetivo de secuestrar a los líderes del gobierno, especialmente Maduro, fue realizada por mercenarios que trajeron armas y vehículos incautados por fuerzas de seguridad. Este es otro intento criminal, frustrado por las fuerzas venezolanas, de derrocar al presidente por la fuerza, como Trump ha amenazado repetidamente. El régimen estadounidense una vez más actuó en flagrante violación de las normas internacionales más básicas. Proveniente de Florida, el grupo paramilitar, que incluye un general venezolano retirado y aliado del golpe, había estado entrenando a otros golpistas en campamentos secretos en la vecina Colombia, donde se gesta gran parte de la ofensiva política y la agresión contra Venezuela.

El último intento criminal también se produce luego de la decisión anunciada por el gobierno ultraconservador y protofascista de Jair Bolsonaro, el títere de Donald Trump, de expulsar al cuerpo diplomático venezolano de Brasil, con un ultimátum para la partida de unos 30 funcionarios, una inaceptable afrenta al derecho internacional, la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas y la propia Constitución brasileña, que Bolsonaro demuestra despreciar. La medida fue sospendida por 10 días por la Corte Suprema Federal, pero nuevamente muestra el grado de compromiso del actual presidente de Brasil para contribuir al asedio ofensivo contra Venezuela, una nación vecina y hermana, en la región.

Por otro lado, también se intensifica la solidaridad internacional con el pueblo venezolano en su lucha por defender su soberanía y gobierno legítimo. El golpe se debilita en su fracaso, de ahí la adopción de medidas extremas y la intensificación del bloqueo financiero y las severas y criminales sanciones contra Venezuela, lo que demuestra la naturaleza vil del imperialismo estadounidense y de sus aliados, en medio de una pandemia, una crisis aguda que amenaza la vida y debería fomentar la cooperación entre las naciones.

El Consejo Mundial de la Paz se une a las otras organizaciones de solidaridad en todo el mundo, que defienden el derecho del pueblo venezolano a la autodeterminación y repudian en los términos más firmes el bandolerismo del imperialismo estadounidense y sus lacayos, como expresa en una nota emitida el lunes (4 de mayo) su Secretariado.

Debemos exigir medidas concretas para evitar que estas agresiones y amenazas pasen indemnes y sigan desestabilizando a Venezuela y otros países insumisos, transformando el derecho internacional en letra muerta mientras la potencia más ofensivo del planeta continúa implementando una política de tierra arrasada para imponer sus planes.

Es por eso que las organizaciones de solidaridad y las fuerzas democráticas de todo el mundo han reiterado: ¡Saquen sus manos de Venezuela ya! ¡Toda solidaridad con el pueblo venezolano en defensa de su soberanía, la paz y la vida!

Socorro Gomes, presidenta del Consejo Mundial de la Paz