72 years- Hiroshima and Nagasaki - In Portugal, a call for nuclear disarmament

Tuesday, August 22, 2017

On August 6, 2017, exactly 72 years after the criminal bombing of the Japanese city of Hiroshima by the United States, the city of Almada, in Portugal, hosted an initiative promoted by the Portuguese Council for Peace and Cooperation and the Municipal Councils of Almada and Seixal - members of the Municipalities for Peace Movement -, which called for the end of nuclear weapons and for general disarmament, simultaneous and controlled.

Held near the river Tagus, the action included recreational and educational activities on peace, workshops of urban art and the inauguration of a mural painting allusive to peace by a collective of local artists.

The initiative was addressed by the mayors of Almada and Seixal and the CPPC, which in its speech highlighted the huge danger to Humanity of the potential for destruction by the current nuclear arsenals, far superior to the bombs that devastated the Japanese cities of Hiroshima and Nagasaki, stressing that at this particular time of escalation of tension in the international situation promoted by the United States and its allies - in which the arms race, militarism, interventionism and war are on the rise - the demand for disarmament is urgent .

The CPPC recalled other initiatives in various countries, namely those promoted within the scope of the World Peace Council, and acclaimed the adoption by 122 UN member states of a Treaty on the Prohibition of Nuclear Weapons.

The initiative reaffirmed the commitment to expand action for peace and to ban nuclear weapons.

The CPPC distributed a leaflet against nuclear weapons:

For Peace!

For the end of nuclear weapons

No more Hiroshimas and Nagasakis

72 years after the US nuclear bombings of Hiroshima and Nagasaki on August 6 and 9, 1945, and recalling the hundreds of thousands of dead and those who have suffered the effects of radiation since then, the demand is more pressing than ever for the abolition of all nuclear weapons in the world. Given that the power of the nuclear bombs that exist today is several times higher than those used in the Japanese cities and that the current arsenals stand at around 15,000 warheads (1800 of which are on a high alert), this demand assumes urgency and of defence of humanity itself.

The situation becomes even more serious as tensions rise and the arms race, militarism, interventionism and war increase. Particularly serious is the US action, which spends more on its nuclear arsenal than all other countries combined and it alone accounts for more than a third of total world spending on arms. Recently, the US administration decided to invest a trillion dollars in the "atomic revitalization" programme, with which it aims to develop more sophisticated and difficult-to-detect nuclear weapons. Added to this is the fact that in their military (and NATO’s) doctrine there is a possibility of using nuclear weapons in a first strike.

Also worrying is the proliferation of US and NATO military bases and facilities around the world (and particularly along the borders of Russia and China), where they are installing their 'anti-missile systems', with which they seek to avoid another country's response to a first nuclear strike and thereby ensure a monopoly on the use of this type of weapons.

Far from being passive bystanders, the peoples of the world have in their hands the possibility of avoiding a nuclear catastrophe, raising their voices for disarmament and peace. The Stockholm Appeal for a ban on Nuclear Arms, launched in 1950, was the largest petition in history and helped stem what could have been new atomic bombings.

Despite the non-participation of the nuclear powers and of most NATO members (including the Portuguese Government), the adoption by 122 countries on July 7 of a Treaty on the Prohibition of Nuclear Weapons by the United Nations Conference, gives more strength to all those who, like the CPPC, fight for disarmament and a world without nuclear and other mass destruction weapons.

Just and urgent causes

So that no one else suffers nuclear terror, the CPPC calls for a mobilisation on:
the abolition of all nuclear and mass destruction weapons;
general and controlled disarmament;
rejection of the installation of the US/NATO anti-missile system and the end of foreign military bases;
upholding the principles of the United Nations Charter for peace, state sovereignty and equal rights for peoples.

“Portugal advocates the abolition of imperialism, colonialism and any other forms of aggression, dominion and exploitation in the relations between peoples, as well as simultaneous and controlled general disarmament, the dissolution of the political-military blocs and the establishment of a collective security system, with a view to the creation of an international order that is capable of ensuring peace and justice in the relations between peoples.”

in the Constitution of the Portuguese Republic, Article 7

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72 años- Hiroshima y Nagasaki

En Portugal, un llamamiento para el desarme nuclear

El 6 de agosto de 2017, exactamente 72 años después del bombardeo criminal contra la ciudad japonesa de Hiroshima por los Estados Unidos, la ciudad de Almada, en Portugal, acogió una iniciativa promovida por el Consejo Portugués para la Paz y la Cooperación y los Consejos Municipales de Almada Y Seixal, miembros del Movimiento de los Municipios por la Paz, que pidio el fin de las armas nucleares y el desarme general simultáneo y controlado.

Junto al río Tajo, la acción incluyó actividades recreativas y educativas sobre la paz, talleres de arte urbano y la inauguración de una pintura mural alusiva a la paz por un colectivo de artistas locales.

La iniciativa fue dirigida por los alcaldes de Almada y Seixal y el CPPC, que en su discurso destacó el enorme peligro para la Humanidad del potencial de destrucción por los actuales arsenales nucleares, muy superior a las bombas que devastaron las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki , Destacando que en este momento particular de escalada de tensión en la situación internacional promovida por los Estados Unidos y sus aliados -en los que la carrera de armamentos, el militarismo, el intervencionismo y la guerra están en alza- la demanda de desarme es urgente.

El CPPC recordó otras iniciativas en varios países, a saber, las promovidas en el ámbito del Consejo Mundial por la Paz, y aclamó la adopción por 122 países miembros de la ONU de un Tratado para la Prohibición de las Armas Nucleares.

La iniciativa reafirmó el compromiso de ampliar las medidas de paz y prohibir las armas nucleares.

El CPPC distribuyó un folleto contra las armas nucleares:

¡Por la paz!

Por el fin de las armas nucleares

Hiroshima y Nagasaki ¡Nunca más!

72 años después de los bombardeos nucleares estadounidenses de Hiroshima y Nagasaki los días 6 y 9 de agosto de 1945, y recordando los cientos de miles de muertos y los que han sufrido los efectos de la radiación desde entonces, la demanda es más urgente que nunca para la abolición de todas las armas nucleares en el mundo. Dado que el poder de las bombas nucleares que existen hoy en día es varias veces superior al utilizado en las ciudades japonesas y que los actuales arsenales se sitúan en torno a 15.000 ojivas nucleares (1800 de las cuales están en alerta), esta demanda supone urgencia y de defensa de la humanidad misma.

La situación se agrava aún más a medida que aumentan las tensiones y aumenta la carrera armamentista, el militarismo, el intervencionismo y la guerra. Particularmente grave es la acción de Estados Unidos, que gasta más en su arsenal nuclear que todos los otros países combinados y que por sí sola representa más de un tercio del gasto mundial en armas. Recientemente, la administración estadounidense decidió invertir un billón de dólares en el programa de "revitalización nuclear", con el cual pretende desarrollar armas nucleares más sofisticadas y difíciles de detectar. A esto se suma el hecho de que en su doctrina militar (y en la de OTAN) existe la posibilidad de utilizar armas nucleares en un primer ataque.

También es preocupante la proliferación de bases y instalaciones militares estadounidenses y de la OTAN en todo el mundo (y particularmente a lo largo de las fronteras de Rusia y China), donde están instalando sus "sistemas anti-misiles" con los que tratan de evitar la respuesta de otro país a un primer ataque nuclear y asegurar así el monopolio del uso de este tipo de armas.

Lejos de ser espectadores pasivos, los pueblos del mundo tienen en sus manos la posibilidad de evitar una catástrofe nuclear, elevando sus voces para el desarme y la paz. El Llamamiento de Estocolmo por la prohibición de armas nucleares, lanzado en 1950, fue la mayor petición en la historia y ayudó a detener lo que podrían haber sido nuevos bombardeos atómicos.

A pesar de la no participación de las potencias nucleares y de la mayoría de los miembros de la OTAN (incluido el Gobierno portugués), la adopción por 122 países el 7 de julio de un Tratado para la prohibición de las armas nucleares por la Conferencia de las Naciones Unidas, viene reforzar la lucha de todos que, como el CPPC, luchan por el desarme y un mundo sin armas nucleares y otras armas de destrucción masiva.

Causas justas y urgentes

Para que nadie más sufra el terror nuclear, la CPPC llama a una movilización sobre:

-La abolición de todas las armas nucleares y de destrucción masiva;

-El desarme general y controlado;

-El rechazo de la instalación del sistema anti-misiles Estados Unidos / OTAN y el fin de las bases militares extranjeras;

-la defensa de los principios de la Carta de las Naciones Unidas por la paz, la soberanía de los Estados y la igualdad de derechos de los pueblos.

"Portugal defiende la abolición del imperialismo, el colonialismo y cualquier otra forma de agresión, dominio y explotación en las relaciones entre los pueblos, así como el desarme general simultáneo y controlado, la disolución de los bloques político-militares y el establecimiento de un sistema de seguridad colectiva, con miras a la creación de un orden internacional capaz de garantizar la paz y la justicia en las relaciones entre los pueblos ".

En la Constitución de la República Portuguesa, Artículo 7

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72 anos - Hiroxima e Nagasáqui
Em Portugal exigiu-se o desarmamento nuclear

A 6 de Agosto de 2017, precisamente 72 anos após o criminoso bombardeamento nuclear da cidade japonesa de Hiroxima pelos EUA, a cidade de Almada, em Portugal, acolheu uma iniciativa promovida pelo Conselho Português para a Paz e Cooperação e as Câmaras Municipais de Almada e do Seixal – integrantes do Movimento Municípios pela Paz –, na qual se exigiu o fim das armas nucleares e o desarmamento geral, simultâneo e controlado.
Realizada junto ao rio Tejo, a acção contou com actividades lúdico-pedagógicas sobre a paz, oficinas de arte urbana e a inauguração de uma pintura mural alusiva à paz da autoria de um colectivo de artistas locais.
Na iniciativa intervieram os presidentes das Câmaras Municipais de Almada e do Seixal e o CPPC, que na sua intervenção, destacou o imenso perigo para a Humanidade do potencial de destruição dos actuais arsenais nucleares, muito superiores às bombas que arrasaram as cidades japonesas de Hiroxima e Nagasáqui, sublinhando que num momento particularmente de escalada da tensão na situação internacional promovido pelos EUA e os seus aliados – em que sobe de tom a corrida aos armamentos, o militarismo, o intervencionismo e a guerra –, a exigência do desarmamento assume carácter de urgência.
O CPPC lembrou a realização de outras iniciativas em vários países, nomeadamente as promovidas no âmbito do Conselho Mundial da Paz, e valorizou a adopção por 122 países membros da ONU de um Tratado para a Proibição de Armas Nucleares.
Na iniciativa foi reafirmado o compromisso da ampliação da acção pela paz e pelo fim das armas nucleares.
O CPPC distribuiu um folheto contra as armas nucleares:
Pela Paz!
Pelo fim das armas nucleares
Hiroxima e Nagasáqui nunca mais!
72 anos após os criminosos bombardeamentos nucleares dos EUA sobre Hiroxima e Nagasáqui, a 6 e 9 de Agosto de 1945, e recordando as centenas de milhares de mortos e os que desde então sofrem os efeitos da radiação, é mais premente do que nunca a exigência da abolição de todas as armas nucleares no mundo. Sabendo-se que a potência das bombas nucleares hoje existentes é várias vezes superior às utilizadas sobre as cidades japonesas e que os actuais arsenais saldam-se em cerca de 15 000 ogivas (1800 das quais em estado de alerta máximo), esta exigência assume um carácter de urgência e de defesa da própria humanidade.
A situação torna-se ainda mais grave quando se acentua a tensão e sobe de tom a corrida aos armamentos, o militarismo, o intervencionismo e a guerra. Particularmente grave é a acção dos EUA, que gastam com o seu arsenal nuclear mais do que todos os outros países juntos e que sozinhos assumem mais de um terço do total das despesas mundiais com armamento. Recentemente, a administração norte-americana decidiu investir um bilião de dólares no programa de «revitalização atómica», com o qual pretende desenvolver armas nucleares mais sofisticadas e difíceis de detectar. A tudo isto acresce o facto de, na sua doutrina militar (e na da NATO) constar a possibilidade de utilização de armamento nuclear num primeiro ataque.
Preocupante é, também, a proliferação de bases e instalações militares dos EUA e da NATO em todo o mundo (e particularmente junto das fronteiras da Rússia e da China), onde estão a instalar os seus «sistemas anti-míssil», com os quais procuram evitar a resposta de outro país a um primeiro ataque nuclear e dessa forma garantir o monopólio da utilização deste tipo de armamento.
Longe de serem sujeitos passivos, os povos do mundo têm na sua mão a possibilidade de evitar uma catástrofe nuclear, erguendo a sua voz em prol do desarmamento e da paz. O Apelo de Estocolmo, pela proibição das armas nucleares, lançado em 1950, foi a maior petição da história e contribuiu para travar o que poderiam ter sido novos bombardeamentos atómicos.
Pese embora a não participação das potências nucleares e da generalidade dos membros da NATO (incluindo o Governo português), a adopção por 122 países, no passado dia 7 de Julho, de um Tratado para a Proibição de Armas Nucleares, pela conferência das Nações Unidas, vem dar mais força a todos quantos, como o CPPC, se batem pelo desarmamento e por um mundo sem armas nucleares e outras de destruição massiva.
Causas justas e urgentes
Para que ninguém mais sofra o terror nuclear, o CPPC apela à mobilização em torno:
- da abolição de todas as armas nucleares e de destruição massiva;
- do desarmamento geral e controlado;
- da rejeição da instalação do sistema anti-míssil dos EUA/NATO e do fim das bases militares estrangeiras;
- da defesa dos princípios da Carta das Nações Unidas em prol da paz, da soberania dos Estados e da igualdade de direitos dos povos.

«2. Portugal preconiza a abolição do imperialismo, do colonialismo e de quaisquer outras formas de agressão, domínio e exploração nas relações entre os povos, bem como o desarmamento geral, simultâneo e controlado, a dissolução dos blocos político-militares e o estabelecimento de um sistema de segurança colectiva, com vista à criação de uma ordem internacional capaz de assegurar a paz e a justiça nas relações entre os povos.»
in Constituição da República Portuguesa, artigo 7.º